Reseña De Seguidores: Trilogía Diamantes - Nora Roberts II

jueves, 11 de julio de 2013

Reseña Estrella Cautiva - Nora Roberts

estrella-cautiva-ebook-9788490105030 estrella cautiva

Información básica:

Nº de páginas: 256 págs.

Encuadernación: Tapa blanda bolsillo

Editorial: HARLEQUIN IBERICA

Género: Contemporáneo

Sinopsis:
Debería haber sido pan comido. Lo único que tenía que hacer era atrapar a una hermosa mujer que había violado la libertad condicional y ni siquiera se molestaba en esconderse. Pero el cínico caza recompensas Jack Dakota descubriría muy pronto que en M.J. O’Leary no había nada fácil... ni tampoco en aquel caso. Alguien les había tendido una trampa. De pronto, se hallaban esposados el uno al otro y con un par de matones a sueldo pisándoles los talones. Y M.J. se negaba a hablar, incluso después de que Jack encontrara en su bolso un gigantesco diamante azul. Todo le decía a Jack que aquella seductora y astuta mujer no era trigo limpio. Todo, salvo su corazón cautivo.

Opinión:
El segundo libro de la trilogía de Las Estrellas de Mithra. A mi parecer este libro no tiene ningún desperdicio. Tengo una clara inclinación hacia los hombres románticos y un poco dulces como Cade, pero sin duda Jack esta en el ranking de mis favoritos.

¿A quien no le gusta un caza recompensas? Vida al limite, un cuerpo de infarto, coleta... el sueño de muchas mujeres, incluida MJ, que hubiera caído rendida sino fuera porque se pasan el libro peleando como el perro y el gato. Una pareja feliz jajaja

Tardan en tener feeling y reconocer que lo que sienten por el otro es algo mas que deseo sexual, pero cuando lo hacen se abre un mundo nuevo de oportunidades y se descubre a un Jack mucho mas profundo (no el idiota que aparenta al principio) y que intentara por todos los medios mantener a su chica a salvo, cosa que no es fácil.

Mj es cinturón negro, tiene un bar irlandés y esta acostumbrada a librarse de los problemas... a patadas. Esta mujer con su fuerza y espíritu me encanta, así como también es capaz de pensar con la cabeza fría, ser capaz de "obedecer" en momentos de peligro y mantener a un hombre como Jack enredado alrededor del dedo sin ningún problema. Esta chica es capaz de adelantarse a los pasos de Jack cosa que me hizo sacar mas de una carcajada... o dos...

Pruebas falsas, asesinatos, un diamante del tamaño de un puño, derrapes y muchos tiros, sin duda el libro ideal para los amantes de aventuras como nuestros protas.

Recomendación: 10!! Súper recomendable!!

Fragmentos:

—¿Sabes usar una pistola?
M.J. tomó el arma.
—Sí.
—Esperemos que no tengas que hacerlo. Abróchate el cinturón, si puedes —sugirió él mientras doblaban otra esquina. M.J. se golpeó el codo contra el salpicadero—.Y no me apuntes con esa cosa.
—Sé manejar un arma —ella apretó los dientes y procuró calmarse mientras miraba por la ventanilla de atrás—. Tú sigue conduciendo. Se están acercando.
Jack miró por el retrovisor y calculó la distancia que los separaba de los faros que se acercaban.
—Esta vez, no —dijo.
Avanzaba por las calles serpenteando, tocando el freno, pisando el acelerador, girando el volante de tal modo que los neumáticos chirriaban. El desafío, la sensación vertiginosa de la velocidad, le hacía sonreír.
—Me gusta hacer esto con música —dijo, y puso la radio a todo volumen.
—Estás loco —pero ella también sonrió—. Quieren matarnos.
—Y la gente que vive en el infierno quiere helados de cucurucho —tomó una calle de cuatro carriles y puso el coche a ciento treinta—. Este tanque no parece gran cosa, pero se mueve.
—Y la furgoneta también. No los has perdido.
—Aún no he empezado —miró a derecha e izquierda a toda prisa y se saltó un semáforo en rojo. Había poco tráfico, incluso cuando cruzaron a toda velocidad el centro de la ciudad—. Ese es el problema de Washington —comentó—. No tiene vida nocturna. Sólo políticos y embajadores.
—Pero tiene dignidad.
—Sí, ya —Jack tomó una curva a noventa y comenzó a serpear por aquella conejera de estrechas bocacalles y rotondas. De pronto oyó un chasquido metálico. Una bala había dado en su parachoques—. Parece que se están enfadando.
—Creo que intentan reventar las ruedas.
—Pues las acabo de comprar.
Viejas o nuevas, pensó ella, si una bala reventaba la goma, todo se habría acabado. M.J. respiró hondo, contuvo el aliento y, sacando medio cuerpo por la ventanilla, disparó.
—¿Estás loca? —a Jack le dio un vuelco el corazón y estuvo a punto de estrellarse contra una farola—. Mete la cabeza antes de que te la vuelen.
Ella disparó de nuevo.
—¿No querían jugar? —el tercer tiro alcanzó un faro. El ruido de cristal roto disparó su adrenalina. Poco importaba que hubiera apuntado al parabrisas—. Les he dado.
Jack dejó escapar un gruñido, le agarró de las posaderas de los vaqueros y tiró de ella. Por primera vez en su vida, le temblaron las manos al volante.
—¿Quién te crees que eres, Bonnie Parker?
—Se están retirando.
—No, yo les estoy dejando atrás. Deja que yo me ocupe de esto, ¿quieres?
Zigzagueó por las calles hasta salir a la avenida de cuatro carriles, la cruzó a toda velocidad y derrapó en la mediana con una serie de golpes cuyo estruendo hacía crujir los huesos. Saltaron chispas como estrellas cuando el acero rozó el asfalto. Con una habilidad que admiró a M.J., Jack viró describiendo un amplio arco y se dirigió hacia el norte.
—Lo están intentando —ella se giró en el asiento y asomó la cabeza por la ventanilla otra vez, a pesar de que Jack no paraba de rezongar—. Creo que no van a... —lanzó una maldición al oír un ruido de metal que se aplastaba—. Están retrocediendo. Se dirigen al norte por el nudo sur.
—Ya lo veo. No necesito que me hagas la retransmisión. Mete la cabeza. Y abróchate el cinturón.
Jack tomó a cien por hora el puente que llevaba a la autopista de circunvalación. Calculó que había ganado tiempo suficiente para escapar. Tomó derrapando el primer desvío y se adentró en Maryland.
—Los has perdido —M.J. se acercó a él y le dio un beso entusiasta en la mejilla—. Eres genial, Dakota.
—Tienes mucha razón —Jack estaba temblando. En cuanto creyó que podía permitírselo, se apartó al arcén y borró la sonrisa de la cara de M.J. agarrándola por los hombros y dándole un fuerte zarandeo—. No vuelvas a hacer una cosa así. Tienes suerte de que no te hayan volado los sesos.
—Corta el rollo, Jack

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—No era más que un jodido trabajo.
—Nadie te ha pedido que sea otra cosa.
Él achicó los ojos y dio un paso adelante con expresión retadora.
—Pero es otra cosa.
—Sí —ella bajó las manos y alzó la barbilla—. ¿Qué vas a hacer al respecto?
—Ya se me ocurrirá algo —Jack se acercó lentamente a la cómoda, recogió el diamante y volvió a dejarlo—. Pensaba que sólo eran las circunstancias, pero no es verdad —se dio la vuelta y observó su semblante—. Habría ocurrido de todos modos.
El corazón de M.J. comenzaba a aquietarse, sus latidos se hacían más densos.
—Yo también lo creo.
—Está bien —asintió él, afirmando los pies—. Dilo tú primero.
—No —ella frunció los labios—. Tú.
—Maldita sea —se pasó la mano por el pelo mojado y se sintió un tonto—. Está bien, está bien —masculló, aunque ella esperaba pacientemente, sin decir nada. Los nervios le cosquilleaban bajo la piel, sus músculos se tensaban como alambres, pero la miró fijamente a los ojos—. Te quiero —ella respondió rompiendo a reír a carcajadas. Jack apretó los dientes hasta que empezó a vibrarle un músculo en la mandíbula—. Si crees que puedes tomarme por un pardillo, nena, te equivocas.
—Perdona —ella sofocó otra risotada—. Es que parecías tan hecho polvo, tan mosqueado... Tu romanticismo me mata.
—¿Qué pasa? ¿Es que quieres que te lo cante?
—Puede que más tarde —se echó a reír otra vez, y su risa llenó la habitación—. Por ahora voy a dejarte en paz. Yo también te quiero. ¿Mejor así?
El estómago helado de Jack comenzó a derretirse.
—Podías intentar ser un poco más seria. No creo que esto sea para reírse.
—Míranos —ella se tapó la boca con la mano y se sentó a los pies de la cama—. Si no es para reírse, no sé para qué es.

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—¿Grace en un partido de béisbol? —ella soltó un soplido—. Sí, ya.
—Es una buena tapadera —comenzó a decir él, y frunció el ceño—. ¿Tu amiga tiene algo contra el deporte nacional?
—A Grace no le interesan mucho los deportes. Pero un desfile de alta costura o una buena ópera...
Ahora fue él quien soltó un soplido.
—¿Y sois amigas?
—Eh, que yo he ido a la ópera.
—¿Encadenada?
Ella se echó a reír.
—Prácticamente. Sí, somos amigas —dejó escapar un suspiro—. Supongo que, a simple vista, es difícil entender por qué. La empollona, el chicazo y la princesa. Pero encajamos.

Reseña hecha por:

Kynaomi
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4 comentarios:

  1. Interesante historia, la verdad es que no la conocía y nunca he leído nada de Nora Roberts. Creo que lo pensaré!.. Muchas gracias por compartir tu opinión.
    Saludos.
    Atte
    Gustavo.- Hojas Mágicas.-

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  2. No he leído nada suyo aunque por el momento no creo leerla, aunque no suena nada mal, saludos!

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  3. De esta autora no he leído nada x__x aunque me han recomendado mucho a esta autora :D La reseña hizo que me dieran ganas de leer la serie, o al menos comprar uno de ella ^.^
    bessos!

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  4. La verdad es que suelo leer todo lo que pillo de Nora Roberts porque la autora me encanta y este libro tiene muy buena pinta :P
    Eso si, siendo parte de una trilogía tengo que leerme todos por orden sino ya no me es lo mismo. Siempre consigue crear unos personajes que nos encantan y aquí parece que lo consigue también ^^
    Los fragmentos que dejas del libro la verdad es que me encantaron.

    Besos!

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